La semana pasada se presentaron en el Congreso de los Diputados
los Presupuestos Generales para el 2013, que el ministro Montoro calificó como”
los más sociales de la historia”. Pues bien, en estos presupuestos se vuelve a recortar
en educación, en planes integrales contra la violencia de género, en sanidad, en
programas de ayuda a la conciliación, en prestaciones para ayuda a personas
dependientes y con ellos, es la mujer, un año más, la que va a sufrir directamente
la mayor parte de estos recortes, una
mayor precarización de su situación laboral, un mayor empobrecimiento y una capacidad
de empoderamiento mermada.
Se llaman presupuestos con perspectiva de género a aquellos
presupuestos, ya sean municipales, regionales o estatales, que analizan cómo
afectan a las mujeres las distintas partidas presupuestarias, generalmente las
de gasto. Son una apuesta
feminista a favor de la equidad en las políticas públicas. Si hacemos un
sencillo análisis respecto a los presupuestos presentados el pasado jueves, lo
que vemos es que se ha producido un retroceso enorme en todas las partidas que
fomentan indirectamente que la mujer pueda continuar en el mercado laboral. Esto es: si hay un sistema de sanidad público
fuerte, es más fácil que una persona que necesite atención sanitaria diaria
pueda acudir a su centro de salud a hacerse unas curas por ejemplo. Si precisa
atención sanitaria cualificada pueda estar en una cama de un hospital por más
tiempo o si se encuentra bien pero necesita atención, pueda estar en una residencia
pública de ancianos o, dado que nunca tuvimos un sistema de bienestar totalmente
desarrollado, en una residencia concertada con subvención de la administración
pública. También un análisis con perspectiva de género, trataría de evidenciar
que la eliminación de las actividades extraescolares en los colegios, la
supresión del programa de madrugadores, la disminución de las becas de comedor, que facilitaban que las
mujeres trabajaran fuera, las devuelven a
sus casas, para hacerse cargo de las personas dependientes. Claramente, las
distintas administraciones están dejando de asumir una parte de los cuidados
necesarios para el mantenimiento de la vida.
Por otro lado, si se reducen significativamente las ayudas
en materias de violencia de género. Se cierran casas de acogida, se reducen
programas de detención primaria, se recorta en ayudas a las asociaciones que
trabajan con mujeres y las ayudan a salir de las situación de maltrato, si se recorta
en esto, el Estado deja desamparadas a muchas mujeres, está aparcando el
problema y fomentando que estas situaciones se sigan produciendo ya que está
desmantelando los mecanismos de prevención.
Tanto el sistema capitalista como el patriarcal han sabido
utilizar muy bien a lo largo de la historia a las mujeres como cuidadoras a
tiempo completo y mantenedoras de los hogares, pilar fundamental en modelos
familistas como el español. Sólo cuando necesitaron mano de obra barata y
precaria de mujeres, se preocuparon por facilitar unos servicios sociales y
prestaciones en el sentido más amplio. Hasta ese momento no consideró que la
organización de los hogares, los modos particulares de proporcionar cuidados y
afectos dentro del hogar fuera una cuestión política.
Con un sistema de medioestar, que con estos últimos presupuestos
va despareciendo sin ninguna perspectiva de volver a la situación de la que
partimos, donde la conciliación vuelve a ser una “cosa nuestra” y no algo
público y de interés general, la única alternativa que propone el modelo, la
crisis y el gobierno es que las mujeres vuelvan a los hogares a trabajar, y de
paso, maquillar las cifras de paro y de personas demandantes de empleo.
No estoy de acuerdo contigo en nada de esta entrada. Enfocar los recortes presupuestarios bajo una perspectiva de género me parece un grave error que fomenta precisamente lo que criticas.
ResponderEliminarUn Saludooo