martes, 23 de febrero de 2016

Inaguración del semestre europeo



Este fin de semana se ha celebrado en Madrid el Plan b. Es la constatación de que es necesario la construcción de otra Europa, y que esta es posible con voluntad polítca. 
En este sentido, esta semana se inagura semestre en la Comisión Europeo y nosotras debemos tomar parte.

España atraviesa la mayor crisis económica, política, laboral e institucional de la historia reciente. Esta situación es similar a la de muchos países de la UE. La crisis financiera de 2008 y la gestión que han hecho tanto los Gobiernos del PSOE y del PP desencadenaron la etapa más negra de nuestra historia social reciente. Tras unos cuatro de durísimas políticas económicas, los recortes del gasto en educación, sanidad, pensiones, vivienda, servicios sociales, dependencia, cultura e investigación se han revelado tremendamente injustos e ineficaces.
Ahora, a diferencia de otros países del sur de Europa con los que compartimos tan precaria situación, nos encontramos tanto la posibilidad única de construir un gobierno con intencionalidad de consensos amplios y  necesarios para nuestro país.
Un gobierno debe priorizar el rescate de las personas que se encuentran en condiciones de vulnerabilidad extrema. Es prioritaria la creación de un empleo digno y con derechos y la reversión de los recortes en los servicios públicos que se han llevado a cabo durante los últimos años.

 
En el comienzo de este nuevo semestre, la Comisión ha establecido una serie de prioridades que están directamente vinculados a las cuestiones relativas derechos sociales y laborales.  Para lograr una concreción política, que se pueda manifestar en una suficiencia presupuestaria hay  repensar el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. La incapacidad y rigidez con la se mantienen políticas de austeridad macroeconómicas y de estrangulamiento de la inversión pública hacen que este marco sea injusto e ineficiente para el mejoramiento de la situación europea. En este sentido, es preciso que el BCE renegocie por un lado el Pacto de Estabilidad y que se aborde de manera clara el pago de la deuda y los plazos, que ahora mismo son un lastre para el crecimiento de las economías del sur.

En tanto que esto se replantee de manera consensuada, (ojala que pueda ser este semestre), será posible  poner sobre el tablero la necesidad de una UE que vele por los intereses y necesidades de sus ciudadanos. Una UE más democrática que proteja los derechos, que no acepte la vulneración de soberanía que supone el TTIP o el TISA, pero también una Europa unida en lo social, que apueste de manera decidida en romper con la brecha de desigualdad e injusticia mediante un plan de emergencia contra la pobreza, el desempleo y la perdida de servicios sociales básicos.
Es el tiempo político de hablar de la gente, de recomponer la ciudadanía europea desde la democracia y la participación, y dejar de insistir en la receta única de la austeridad, la flexibilización, los recortes y la degradación de derechos sociales, políticos y económicos.