miércoles, 28 de noviembre de 2012

El porno que nos merecemos, por Maria Llopis

Suscribo 100% el artículo de Maria Llopis en El diario, publicado el 18 de Noviembre. Aqui os lo dejo:

El porno que nos merecemos

Vuelvo de mis vacaciones de mes y medio en el sudeste asiático, bronceada, con los chakras abiertos de par en par y con plena conciencia de mi condición de turista occidental privilegiada, para encontrarme en mi inbox con una proposición que me sorprende: escribir un artículo sobre la pornografía en Occidente. Me sorprende que todavía interese reflexionar sobre la pornografía.
En una de las cabañas de playas lejanas donde tuve el placer de pernoctar en mi viaje, concretamente en Nagari Sungai Pinang, me encontré con un libro que amablemente había dejado el occidental turista que me precedía. Un libro al que se ha calificado como porno para mamás, best seller porno y demás porno chorradas. Se llama 50 sombras de Grey. Me lo leí en dos tardes y ofrecí el ejemplar para la hoguera en la playa del último día. Si se califica un libro como 50 sombras de Grey como pornografía en un medio periodístico, el porno ya no tiene sentido. Me explico. 50 Sombras de Grey no es pornografía, es una novelita rosa de pésima calidad literaria. Y punto. Pero hoy en día está de moda llamar a cualquier cosa pornografía. Publicar un titular en el periódico con la palabra "porno" en la sección de cultura funciona. Ensayos sobre la experiencia pornográfica ganan premios nacionales. Los centros de arte acogen muestras sobre la relación entre arte y pornografía. La pornografía ya es cultura popular. Las tesis doctorales sobre pornografía se suceden. La pornografía ya no asusta a nadie. Las feministas hacen porno. Tu abuela hace porno.
Hubo un tiempo en el que el feminismo se rebeló contra la pornografía. Se decía que generaba violencia contra la mujer. Que era sexista y machista y que representaba a las mujeres como objetos sexuales. Ojalá. Ojalá la culpa fuera del porno y erradicándolo acabáramos con una sociedad sexista. Sería tan sencillo.
El feminismo adoptó el lema punk de "hazlo tú mismo". Decidió que si no te gusta el porno que ves, ábrete de piernas y haz tu propio porno. Feminismo pro-sex, movimiento postporno, pornografía feminista, porno hecho por mujeres. Las políticas feministas más radicales y los posicionamientos anticapitalistas empezaron a producir material sexualmente explícito que ha tenido una gran aceptación en el mundo del arte y la cultura. Y entonces la industria del porno se inventó el porno para mujeres, que viene a ser algo similar a la literatura para mujeres, es decir, un sinsentido. Material pornográfico en el que se vende una sexualidad femenina estereotipada y ridícula, una sexualidad en la que la iluminación es suave y ellas llevan ropa de marca.
Afortunadamente también hay buen porno dentro del mainstream. Como dice Lydia Lunch en el documental Mutantes. Feminismo porno punk de Virginie Despentes, si vas a una tienda de música y escoges cualquier cosa al azar, probablemente sea una mierda. Con el porno pasa lo mismo, hay que conocer y saber elegir. Porque la pornografía es un reflejo de nuestra sociedad sexuada. Todas nuestras miserias se ven reflejadas en ella. Vivimos en un mundo en el que la violencia contra la mujer es asumida como parte de nuestro día a día. Esto es Occidente. Y no hay nada mejor ahí fuera. Por eso me sorprendo cuando descubro sociedades como los Mosuo, una sociedad matriarcal que cuenta 56.000 personas y que se encuentra entre las provincias de Yunnan y Sichuan, en el sudoeste de China.
En la sociedad Mosuo, a las mujeres se les construye un cuarto propio cuando cumplen los 13 o 14 años. Ese cuarto tendrá una puerta al interior de la casa y otra al exterior. Durante la noche, ella puede invitar a quien quiera a compartir su lecho. La única condición es que su amante se vaya al alba. Puede tener el mismo amante durante años o puede cambiar cada noche. Se considera que esta es su intimidad. Los hijos que pudiera concebir durante su vida serán criados en la casa familiar. No existe el matrimonio. No existe la paternidad tal y como la conocemos. Los hombres ejercen de padres de los hijos de sus hermanas. La paternidad biológica no es relevante. La palabra utilizada para denominar al padre y al tío es la misma.
Lo que me llama la atención poderosamente de este tipo de organización social es la libertad sexual de las mujeres y la libertad sexual de la sociedad en general. Es fácil darse cuenta de la utilidad primaria del matrimonio en Occidente: el control de la sexualidad de la mujer. El hombre puede saber con seguridad quiénes son sus hijos biológicos y así legarles su patrimonio. Y es un sistema relativamente reciente. Surgió con la agricultura, la  ganadería y, por supuesto, la propiedad privada. Hace apenas unos 10.000 años.
El feminismo adoptó el lema punk de "hazlo tú mismo". Decidió que si no te gusta el porno que ves, ábrete de piernas y haz tu propio porno. Feminismo pro-sex, movimiento postporno, pornografía feminista, porno hecho por mujeres.

Yo creo que tener un hijo de padre desconocido supone la acción esencial feminista hoy en día. O más bien la acción esencial feminista sería la paternidad múltiple. Sentir como propios y cuidar de todos los niños de nuestra comunidad. Ejercer de padres en plural.
Es fundamental que tengamos en cuenta la conexión entre capitalismo salvaje y control de la sexualidad de la mujer. Esta crisis económica en la que nos vemos sumergidos es una consecuencia lógica de un sistema que ha primado la avaricia y el poder sobre la sexualidad placentera y el bienestar de las criaturas. Como dicen Christopher Ryan y Cacilda Jethá en su libro En el principio era el sexo (publicado por Paidós recientemente), es nuestra condición fuertemente sexuada lo que nos hace humanos. El resto de los animales, o la gran mayoría, follan cuando están en celo, con fines reproductivos. Y cuanto más abundante y múltiple es la vida sexual de una especie, más armoniosa y pacífica es su convivencia. Se nos ha vendido el matrimonio y la monogamia sexual como nuestro estado natural, cuando es el estado natural del capitalismo.
La brillante teórica española Casilda Rodrigáñez va más allá, señalando como problema fundamental la represión del deseo materno y el estado de sumisión inconsciente al que nos lleva. El embarazo, el parto y la crianza son estadios sexuales de la mujer. Hay mujeres que viven partos orgásmicos, sí, que se corren al parir. Mientras el resto de nosotras se retuerce de dolor. Aquí hay algo que no funciona. Que no tiene sentido. Aquí hay algo por lo que merece la pena luchar.
Vayamos a la raíz del asunto, que no es tan difícil. Mientras nos aporrean en Neptuno y donde haga falta, somos capaces de reconocer la violencia del estado y no lo somos tanto para identificar la violencia que se ejerce hacia la mujer y consecuentemente hacia nuestra sociedad. Vengo de Sumatra, en Indonesia. He conocido una sociedad matriarcal de unos cuatro millones de habitantes, los Minangkabau, en la que la violencia hacia la mujer es sencillamente inadmisible. Me daba vergüenza hablar de la realidad de mi país. En mi país a las mujeres las pegan y las violan. Las mujeres y sus hijos son asesinadas por sus parejas. Bienvenido a Occidente.
A mí no me preocupa que la pornografía mainstream sea sexista. Me parece lógico. Tenemos el porno que nos merecemos. Antes yo era una chica más optimista, pensaba que creando otro tipo de imaginario sexual, podríamos cambiar el mundo. Pero tenemos que identificar la crisis real a la que nos enfrentamos. Un importante hombre del país es, o al menos lo fue, un gran aficionado al sexo anal con los miembros de su propio género, pero se vio obligado a casarse y tener hijos para poder continuar con la carrera que le ha llevado a donde está. Y que nos ha llevado a todos a donde estamos. Esta organización social que vivimos en Occidente y que hemos exportado tan eficazmente al resto del mundo está basada en la represión de nuestra sexualidad y en la acumulación de bienes materiales a toda costa. El dinero no da la felicidad, dicen, pero ayuda si formas parte de una sociedad capitalista.
La felicidad es vivir en una sociedad en la que podamos colmar todas nuestras necesidades sexuales y afectivas, en la que se prime el bienestar de las criaturas, en la que la acumulación indiscriminada de bienes no sea el fin último. Porque hay para todos. No tengamos miedo. Vivamos en la abundancia. Que la pornografía sea lo que siempre debiera haber sido, un sencillo juego que refleja nuestra sana curiosidad por explorar el sexo.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Soís los cómplices de la opresión a la mujer

Mi compañera y diputada Tania Sánchez de IU en la Asamblea Madrid hace una interesante reflexión sobre el derecho a la maternidad y el derecho a la conciliación

sábado, 3 de noviembre de 2012

Nos mandan a casa



La semana pasada se presentaron en el Congreso de los Diputados los Presupuestos Generales para el 2013, que el ministro Montoro calificó como” los más sociales de la historia”. Pues bien, en estos presupuestos se vuelve a recortar en educación, en planes integrales contra la violencia de género, en sanidad, en programas de ayuda a la conciliación, en prestaciones para ayuda a personas dependientes y con ellos, es la mujer, un año más, la que va a sufrir directamente  la mayor parte de estos recortes, una mayor precarización de su situación laboral, un mayor empobrecimiento y una capacidad de empoderamiento mermada.
Se llaman presupuestos con perspectiva de género a aquellos presupuestos, ya sean municipales, regionales o estatales, que analizan cómo afectan a las mujeres las distintas partidas presupuestarias, generalmente las de gasto. Son una apuesta feminista a favor de la equidad en las políticas públicas. Si hacemos un sencillo análisis respecto a los presupuestos presentados el pasado jueves, lo que vemos es que se ha producido un retroceso enorme en todas las partidas que fomentan indirectamente que la mujer pueda continuar en el mercado laboral.  Esto es: si hay un sistema de sanidad público fuerte, es más fácil que una persona que necesite atención sanitaria diaria pueda acudir a su centro de salud a hacerse unas curas por ejemplo. Si precisa atención sanitaria cualificada pueda estar en una cama de un hospital por más tiempo o si se encuentra bien pero necesita atención, pueda estar en una residencia pública de ancianos o, dado que nunca tuvimos un sistema de bienestar totalmente desarrollado, en una residencia concertada con subvención de la administración pública. También un análisis con perspectiva de género, trataría de evidenciar que la eliminación de las actividades extraescolares en los colegios, la supresión del programa de madrugadores, la disminución de las  becas de comedor, que facilitaban que las mujeres trabajaran fuera, las  devuelven a sus casas, para hacerse cargo de las personas dependientes. Claramente, las distintas administraciones están dejando de asumir una parte de los cuidados necesarios para el mantenimiento de la vida.
Por otro lado, si se reducen significativamente las ayudas en materias de violencia de género. Se cierran casas de acogida, se reducen programas de detención primaria, se recorta en ayudas a las asociaciones que trabajan con mujeres y las ayudan a salir de las situación de maltrato, si se recorta en esto, el Estado deja desamparadas a muchas mujeres, está aparcando el problema y fomentando que estas situaciones se sigan produciendo ya que está desmantelando los mecanismos de prevención.
Tanto el sistema capitalista como el patriarcal han sabido utilizar muy bien a lo largo de la historia a las mujeres como cuidadoras a tiempo completo y mantenedoras de los hogares, pilar fundamental en modelos familistas como el español. Sólo cuando necesitaron mano de obra barata y precaria de mujeres, se preocuparon por facilitar unos servicios sociales y prestaciones en el sentido más amplio. Hasta ese momento no consideró que la organización de los hogares, los modos particulares de proporcionar cuidados y afectos dentro del hogar fuera una cuestión política.
Con un sistema de medioestar, que con estos últimos presupuestos va despareciendo sin ninguna perspectiva de volver a la situación de la que partimos, donde la conciliación vuelve a ser una “cosa nuestra” y no algo público y de interés general, la única alternativa que propone el modelo, la crisis y el gobierno es que las mujeres vuelvan a los hogares a trabajar, y de paso, maquillar las cifras de paro y de personas demandantes de empleo.

martes, 23 de octubre de 2012

Sobre la energía femenina



El pasado fin de semana el País Semanal presentaba un reportaje titulado Energía femenina. Mostraba a nueve mujeres que ocupan en la actualidad cargos de alta dirección en empresas tecnológicas en España. Todas son ejecutivas de grandes corporaciones con expedientes brillantes.  Mujeres que han luchado, estudiado y trabajado mucho para llegar donde están.  Son también mujeres atractivas y elegantes. El reportaje ensalza a estas mujeres independientes que han sabido entrar en un mundo que pertenece a los hombres. Son unas pioneras, unas conquistadoras de un terreno que hace apenas unos años no les hubiera dejado entrar.
A todas estas mujeres se las admira porque han sabido comportarse como los hombres. Han sabido sacrificar su vida personal por una vida laboral “plena” dentro de una esfera perteneciente a ellos adoptando un rol y un comportamiento propio del otro sexo. Se han construido otra identidad para llegar hasta donde están ahora. Parecería que solo formando parte del grupo de los hombres se puede llegar hasta un puesto de alta dirección.
Se me plantean varias cuestiones: ¿Cuántas horas trabajarán a la semana, tendrán tiempo para ir al cine, llevarán a sus hijos al colegio, compartirán las tareas domésticas, cuidarán de sus madres? Pero la que más me inquieta, y la que involucra en el fondo a todas las anteriores es si este es el modelo de sociedad igualitaria a la que aspiramos.
Un modelo donde la competencia, el sacrificio, la ambición y una entrega plena al trabajo son valorados por encima de cualquier otro valor. Un modelo donde el único camino para lograr la igualdad es comportarse como un hombre.
La igualdad en el ámbito laboral, aunque la legislación no la impida, es complicada de alcanzar si en el ámbito privado no se consigue. Si una mujer tiene que hacerse cargo de la mayor parte de las cargas familiares y de las tareas que implica llevar una casa, sin ayuda, es muy difícil que esta mujer pueda trabajar en la economía productiva más de media jornada.  Sin embargo, el camino para tratar de lograr una sociedad más igualitaria, consistiría en un reparto equitativo de las tareas de cuidados y reproductivos, ya sea entre la familia o contando con la ayuda de un Estado fuerte que apueste por unos servicios públicos y de calidad que garanticen la conciliación.
La economía feminista trata de explicar cómo habría que replantear la sociedad occidental para que los cuidados y la economía reproductiva estén bien repartidos y estén cubiertas todas las necesidades. Es realmente donde está la diferencia entre vivir y sobrevivir. Si esto se consigue en la esfera privada, la igualdad en la esfera pública vendrá después.
Este es el único camino para lograr una igualdad real donde las mujeres no tengan que renunciar a sus identidades para trabajar donde quieran. Donde las tareas de cuidados y las necesidades familiares pasen a ser de interés general y donde la economía y la vida sean más justas, más democráticas y más humanas.

lunes, 22 de octubre de 2012

Hola Mundo

Cuando te quedas atrapada en un sitio hay que encontrar fórmulas para lograr una salida. Dicen que caminar sin destino no es andar perdida, pero conviene mantenerse despejada para no se nos escapen las señales importantes.
Vivimos un momento de crisis. No sólo económica, también política, ética, de cuidados y ecológica… Necesitaba un espacio para contar ciertos cambios y pequeñas oportunidades que se presentan para tratar de salir de ésta. Pero cambios de todo tipo: en los comportamientos políticos y económicos, pero también en los sociales, sexuales y culturales. Hay que mantenerse despejada para ver esas oportunidades. Hay que saber verlas y ponerlas en marcha.
Aquellos que creen que todo esto un tablero, que pueden jugar con nosotras, que nada importa y que todo vale, esos son los más peligrosos. Hay que mantenerse despejada porque nos tenemos que preocupar por sus acciones.
Voy a tratar esquivar esta nubosidad, que ya no es tan variable, mientras encontramos el momento para idear, compartir, amar, disfrutar, comprometernos y luchar para lograr un mundo más justo, más humano y más feliz.
Decía Emma Goldman “Si no puedo bailar, tu revolución no me interesa” hay que mantenerse despejada para saber encontrar cómo hacer la revolución o por lo menos hacer ruido.