martes, 7 de julio de 2015

Declaración de Vic. V Congreso estatal de Economía feminista

Os dejo la declaración aprobada en el V Congreso estatal de Economía feminsta celebrado en Vic a principios de este mes. Si hubiera estado en el Estado hubiera acudido y por supuesto hubiera ratificado este escrito.

Las mujeres y feministas reunidas en el V Congreso Estatal de Economía Feminista de Vic, hacemos un llamamiento al activismo diario y a la articulación feminista contra el TTIP y demás tratados y mecanismos del orden neoliberal.
 
Su aprobación completaría el trasvase del poder legislativo, económico y judicial a las élites financieras y corporaciones transnacionales, situando sus intereses por encima de los derechos humanos y del planeta.
 
Las feministas aquí reunidas creemos que las personas y pueblos tienen que tener la posibilidad de definir sus propias políticas y formas de organización social. La situación que está viviendo el pueblo griego es un reflejo de como se niega sistemáticamente este derecho. Por ello, también queremos expresar nuestra solidaridad y apoyo para que pueda ejercer su soberanía en todos los ámbitos.
 
 Vemos en las políticas neoliberales un ataque directo a las condiciones de vida de las personas en las diferentes partes del planeta, a la soberanía de los pueblos y una amenaza a todas las propuestas que defendemos desde la economía feminista. Frente a todo esto nosotras aquí reunidas apostamos por un nuevo modelo socieconómico que ponga la sostenibilidad de la vida en el centro y hacemos una llamada a continuar creando conocimiento crítico, propositivo y diverso, y fortalecer las prácticas y articulaciones feministas.
 
Os dejo también la Web del congreso por si quereís echarle un ojo. Merece la pena!

jueves, 2 de julio de 2015

El cuidado según los empresarios

Reblogueo un artículo de la economista María Pazos a raíz de un documento presentado por la patronal madrileña

La organización patronal madrileña (CEIM) acaba de presentar un plan con el que afirma que se crearían 400 empleos en la Comunidad de Madrid. Curiosamente (es un decir), las 200 medidas que contiene van todas en el mismo sentido: rebajar costes laborales y del despido; “revisar el estado del bienestar… apostando por las fórmulas de colaboración público-privada”; eliminar algunos impuestos y reducir drásticamente otros… para conseguir lo que denominan “una política fiscal no penalizadora de la actividad empresarial”. Un documento que podría estudiarse como ejemplo de neoliberalismo sin fisuras.
Resulta singular la importancia que se le concede en este plan a las necesidades de cuidado. En primer plano están los servicios de atención a la dependencia, que CEIM propone considerar “de primera necesidad”, aunque solo para reclamar medidas favorecedoras de este negocio en expansión; entre ellas un tipo de IVA super-reducido, incentivos a las familias y otras que incrementen el uso de servicios privados de atención a domicilio y de las residencias privadas. Sobra decir que de servicios públicos ni hablar.
Para la atención infantil, CEIM reclama aumentar las desgravaciones por gastos de escolarización (privada, claro) y una “Ley de Protección Integral de la Maternidad”, de financiación pública, con “políticas sociales más favorables a la conciliación familiar y laboral”. Estas políticas no se concretan en el Plan más allá de proponer recortes en el derecho a reducción de jornada por guarda legal. Pero CEIM tiene además otra idea que, aunque no figura explícitamente por escrito, su presidente ha aireado a los cuatro vientos: la ampliación de la baja de las madres a un año.
Esta no es una propuesta  menor, como demuestra el hecho de que la prensa la ha elevado a titular. Pero ¿cómo es que no figura en el plan ni en ningún otro documento de CEIM? Muy sencillo: es por el momento un globo sonda para calibrar las protestas que genera.
Los empresarios conocen de primerísima mano el fenómeno llamado “discriminación estadística”, derivado de que las mujeres portan la etiqueta de “menos disponible para el empleo que un hombre”.  Poco importa que una mujer nunca vaya a ser madre, abuela o cuidadora de familiares dependientes; el riesgo le viene dado por su pertenencia a esa mitad de la población que ahora se ocupa sustancialmente de los cuidados.
 
En principio no es mal negocio diseñar la plantilla de tal manera que las mujeres ocupen los puestos más fáciles de sustituir (siempre más precarios), reservando los puestos de responsabilidad para hombres completamente liberados de las tareas de cuidado. Contribuye a reducir costes laborales a corto plazo, más aún si el mayor riesgo femenino se compensa con menores salarios y con algunas subvenciones a la contratación de mujeres en ciertos empleos y en ciertas situaciones. El modelo tiene consecuencias negativas para la sociedad y para la economía en su conjunto, ¿pero desde cuándo los empresarios han atendido a ese tipo de consideraciones?
Así que ese sería el plan, totalmente en consonancia con la orientación del Plan de Apoyo a la Familia del PP. Otra cosa es reconocerlo, y resulta que los permisos de paternidad y maternidad son un test infalible de orientación. En efecto, si los empresarios propusieran explícitamente la ampliación del permiso de maternidad ahora, o se opusieran explícitamente a la ampliación del de paternidad, estarían reconociendo que no piensan promocionar a las mujeres, lo que no sería bien recibido por la ciudadanía. Lo mismo sucedió cuando se creó el permiso de paternidad en 2007: se argumentaba que los empresarios eran sus mayores enemigos, pero ninguna organización empresarial hizo ninguna declaración en contra públicamente.
La sociedad española ya no se deja engañar por esa supuesta “protección de la maternidad” que consiste en tratar de que sigan siendo las mujeres quienes asumen la mayor parte del cuidado mientras que los hombres continúan sin reconocimiento de los mismos derechos. Por eso es muy difícil que alguna organización empresarial o política proponga explícitamente aumentar el permiso de maternidad mientras el de paternidad siga siendo menor.
Más probable es que, en línea con las directrices de la Comisión Europea, la propuesta que se avecine sea la de una excedencia pagada (probablemente no al 100%) de hasta un año para una de las dos personas progenitoras, o sea transferible entre ellas, en aras de la supuesta “libertad de elección familiar”. El resultado sería el mismo que el de aumentar el permiso de maternidad a un año, pues los permisos transferibles se los toman mayoritariamente las mujeres, como lo demuestran los casos de Francia, Suecia y demás países nórdicos, Estonia, Alemania…. Pero dirían que si los hombres no se los toman es culpa suya; o peor aún, de las mujeres que quieren acapararlos.
Igualmente comprobado indefectiblemente está que los hombres sí se toman masivamente los permisos pagados al 100% e intransferibles, como es el actual permiso de paternidad de dos semanas en España. De ahí, entre otras muchas razones, la propuesta de la PPIINA, aceptada por unanimidad de todos los grupos parlamentarios en el Congreso de los Diputados: la equiparación total del permiso de paternidad al de maternidad, de tal manera que cada persona progenitora tenga su permiso igual, intransferible y pagado al 100%.
Existe ya suficiente evidencia acumulada como para sacar conclusiones y no caer en las trampas que sin duda se sucederán. Los efectos de unas y otras medidas están de sobra establecidos de antemano, por tanto no se puede hablar de ignorancia sino de intenciones.  Más peligrosas cuanto menos claras

miércoles, 1 de julio de 2015

El machismo que no se ve

Muy intenresante documental. Véanlo y difundan!

http://www.rtve.es/alacarta/videos/documentos-tv/documentos-tv-machismo-no-se-ve/3191698/

sábado, 6 de junio de 2015

Ser la otra

Ahora que vivo en Quito noto que soy distinta. Soy la otra, la que no se parece, la que no encaja..
Encontré este texto que creo que es de mi amigo Javi Quarter, aqui lo dejo invitándo a la reflexión.

La vida es sabia y perra.

Sabia porque aprovecha la más mínima circunstancia para medrar, para crecer, para resistir. Imagina que eres una mujer, rebelde (no se conforma a las normas establecidas, que para las mujeres suelen ser muchas en cualquier parte del mundo), obrera (necesita trabajar para vivir, digo trabajar, no aprovecharse del trabajo de otros), y además pertenece a un colectivo a los que se suele estigmatizar (racial, social, sexualmente, etc).
Ahora imagina que en alguna parte del mundo algunas de estas cosas que hace o elije esta mujer, son la diferencia entre la vida y la muerte, no como aquí, que serás discriminada, apartada para hacer ciertas cosas, apestada para muchos, pero seguirás viva.
Pues bien, te adaptarías a escenarios realmente brutales, resistirías y vivirías, pero aquí está lo perro del asunto, juzgarías que alguna suerte de mérito tienes en relación con las que viven peor que tu, a las que incluso matan allí por hacer lo que tu aquí. Juzgarías por ejemplo que tu has decidido no tener hijos y que por eso las que los tienen viven peor, juzgarías que trabajas y te ganas tu independencia, mientras que otras mujeres se casan con un hombre que no las respetan, o juzgarías que tu sexualidad es normal y no te pones en evidencia para ser censurada. Y es que la vida necesita de todos los recursos disponibles, y el más preciado de los humanos, cuando al menos se ha comido un poco, es el mental, la necesidad de correspondencia entre lo que haces y lo que piensas, la necesidad de tener, encontrar o fabricar una justificación para lo que haces realmente, pues no es lo mismo pensar como se vive, que vivir como se piensa.
Y esto es tan perro, que podemos acabar justificando la muerte de otras personas defendiendo la vida de aquí, que es lo que hacemos todos los días con quienes lejos, a veces miles de kilómetros, otras veces aquí al lado pero separadas por la frontera de nuestra indiferencia o nuestra ceguera buscada a propósito, estamos contribuyendo a reforzar su dominación a favor de los mismos que nos dominan a nosotros, pues ellos sí que están globalmente organizados, nosotros solo corremos acosados buscando un agujero donde meternos, tanto aquí como allí.

lunes, 20 de abril de 2015

El amor y Kropotkin



Aunque ahora esté afiliada a CCOO y en durante varios años he estado en IU una parte de mí, casi desde la adolescencia es libertaria y feminista. Vivo las relaciones así, y vivo el amor así. Como estas dos corrientes de pensamiento hablan que hay que hacerlo, Y creo que es de las cosa que más me gustan de mí, porque es de las cosas que más felices me hacen.
Que sea libertaria o que crea en el amor libre, siempre con normas establecidas con las que amar, no me ha hecho nunca cuestionarme el sentido de la pareja.
Kropotkin afirmaba sobre la ayuda mutua, que "Se ha creado sobre la conciencia —aunque sea instintiva— de la solidaridad humana y de la dependencia recíproca de los hombres (y de las mujeres). Se ha creado sobre el reconocimiento inconsciente o semiconsciente de la fuerza que la práctica común de dependencia estrecha de la felicidad de cada individuo de la felicidad de todos, y sobre los sentimientos de justicia o de equidad, que obligan al individuo a considerar los derechos de cada uno de los otros como iguales a sus propios derechos.
Pues bien, poniendo esto en marcha, la pareja, en mi caso heterosexual, es la unidad mínima de apoyo mutuo, es la unidad mínima de felicidad que un individuo puede conseguir. Poniendo a su vez los cuidados en el centro, como bien dice la economía feminista, la cosa en principio marcha. Y puede marchar muy bien.
Sin embargo, ahora, en este momento de mi vida, me encuentro en un estado de cuestionamiento de todo esto. Durante unos ocho meses de mi vida, yo he construido una unidad mínima de apoyo, o eso creía yo, con un tipo estupendo, trabajador, guapo, honesto y un maravilloso compañero. Nada baladí en los tiempos que corren, el tipo no se declaraba feminista, pero capaz que lo era. Eso sí, ligón y chulo también un rato. Un tipo de izquierda de los de antes, de militancia, de conciencia de clase y lucha, de defender al igual, 

de pelear por un mundo mejor y más justo.
Pues bien, este tipo, por mucho que nos hemos querido, compartido, y creo que amado algunos ratos, hemos discutido poco… No ha habido conflicto, y a mí esto aunque raro, me acabó pareciendo cómodo. Yo tal vez buscaba el enfrentamiento, con cosas tontas como cuestionarse la cuota de la televisión por cable, o cosas algo más interesantes como la maternidad o la austeridad como sentido de vida. La cosa, es que el tipo o no escuchaba o se hacia el sueco, o pasaba de discutir con una loca del coño como yo…
Debía pasar algo que acabó explotando, (aun no tengo muy claro por qué ni qué) y el tipo me dejó plantada un jueves santo. De nuevo no hubo conflicto. Él tomó la decisión unilateral de no llamar más. 

Aquí es cuando yo me empiezo a cuestionar todo el tema del conflicto. Si no había conflicto antes, menos lo va a haber ahora. Yo que vengo de la izquierda militante, que soy feminista, sé que solo con conflicto, se resuelven las cosas. Sólo en el conflicto permanente la cosas mejoran, las cosas cambian…Sólo peleando por lo que deseas se logra un consenso. Sólo así se construye ayuda mutua, sólo así se construyen compañeros y sólo así se puede construir una relación sólida y del amor en el que yo creo. El amor en el yo militito y en cómo amo.

jueves, 19 de marzo de 2015

Yo soy una feminista de mierda

Reblogueo de Joder hermana

YO TAMBIÉN CON LAS FEMINISTAS DE MIERDA. SIEMPRE

A mi, el feminismo, me hizo libre, consciente de los no límites de mi placer y de mi cuerpo, me ayudó a entender el mundo, a quitarme la culpa, las dependencias emocionales, los castigos por no poder llegar a ser quien no existe, a salirme del rol de cuidados y de todo lo que ya sabemos.
El feminismo me dijo que dejara de juzgarme, me saco de la prevención y del miedo para educarme en el gozo, me enseñó a frotarme el corazón y el coño para conseguir disfrutarme.
Y resulta que sin darme cuenta estoy más pendiente del filtro de algunas “compañeras” que se construyen sus identidades a través de posiciones de poder, que del mío propio ¿Pero qué dinámicas de mierda estamos reproduciendo? ¿Quiénes nos creemos para decidir lo que vale y lo que no en las otras? ¿Quién nos ha subido a ningún pedestal para ser jueces de línea? ¿Desde qué posiciones de poder nos atrevemos a juzgar y sentenciar al resto?
Total, que si no te corres a chorros, no tienes orgasmos exclusivamente estimulándote el clítoris, tus fantasías no pasan la censura de la inquisición, no usas la copa de luna, no te has deconstruido, construido, deconstruido, construido, deconstruido y vuelto a construir la estética, los modelos de amor, el género, los comportamientos, la relación con tu reglote,… si no tienes un grupo nomixto, un grupo de autodefensa, una comisión de feminismos en cada maldita asamblea en la que te salga del coño participar y no has encontrado las 7 bolas de dragón colocadas por Simone de Beauvoir antes de morir, ERES UNA FEMINISTA DE MIERDA.
Lo siento, pero yo ya necesitaba escribir esto. Renuncio al carnet de feminista, lo rompo en mil pedazos y cuando consiga superar una frustración que arrastro de dos años y correrme en squirting, lo haré también sobre él.
Porque tener que modificar mi vida, mis tiempos, mis deconstrucciones y mis formas de follar para que ciertas señoras me otorguen el estatus de feminista, directamente, ME SECA LA VAGINA.
Muerte a la policía del feminismo y del activismo. Casi que si me apuras, muerte al activismo también ya de paso. Prometo que voy a poner todo mi empeño en destruir lo que me quede de pedestal, ¿Para qué voy a hacerme las pajas en el ego pudiéndome tocar en la parte de atrás del autobús? La política no se hace desde ahí.
Estoy harta de estar pendiente de que no penséis que la cago. De dar poder al criterio de personas en las que, además, la autocrítica brilla por su ausencia. Habéis convertido un discurso en un producto de consumo y os dedicáis a verificar subjetividades pseudorevolucionarias según los criterios que salen de vuestra santa chochetada, todo esto a precio de follower, claro.
Porque además siento que toda esa vigilancia sobre el resto se ejerce desde unos roles de poder que sólo son mierda, mierda que huele muy mal.
¿Qué coño hacemos citando a Butler, Foucault o a Goldman para explicar como empoderarse, desde nuestra casa? Compañeras, que mientras nos hacemos pajas con los femipuntos, los femiartículos, los femituiters, las femimanis, los femicomunicados y las femimovidas, hay mujeres allá afuera que ya se están follando la empoderación y el mundo es suyo, sin títulos ni hostias.

Total, que renuncio a todos los honores y al estatus que proporciona el carnet de oro y me reivindico como feminista de mierda: Porque uso tampones, reproduzco machismos, lloro con las bodas y las pedidas de mano, me equivoco, consumo cultura mainstream, me cuesta meses superar rupturas, me encanta pintarme las uñas y ponerme una mascarilla los domingos, tengo amigos machirulos, los quiero y los acompaño en todos sus procesos como me acompaña mi gente en los míos propios, soy una porquería de tía cis, me aburre y me irritan los juegos de ego y poder por dominar un ideario que, al fin y al cabo, nos salva la vida a todas y porque soy capaz de correrme solamente con penetración. Incluso con penetración por el culo. No voy a liderar luchas que no sean la mía propia por mejorar cada día.
De quien diga lo contrario, me fío tres cagaos.
Se acabó la expropiación de mi autonomía, se acabó el ceder a otras la potencia insurreccional de mi cuerpo.
Joder. Qué gustazo.

viernes, 13 de febrero de 2015

Sobre San Valientín y el amor romático

El amor romántico ha sido y sigue siendo uno de los temas de los que más hablan y escriben feministas del mundo entero. Ya sean africanas, europeas, afroamericanas o latinoamericanas, todas ellas son conscientes de la importancia de romper con los mitos románticos para luchar contra la violencia de género.
Estas 14 frases son de feministas que tienen algo importante que decirte sobre el amor, la pareja y el matrimonio.
1. «El día que una mujer pueda no amar con su debilidad sino con su fuerza, no escapar de sí misma sino encontrarse, no humillarse sino afirmarse, ese día el amor será para ella, como para el hombre, fuente de vida y no un peligro mortal».
(Simone de Beauvoir)
 2. «“Por amor” aguantamos insultos, violencia, desprecio. Somos capaces de humillarnos “por amor”, y a la vez de presumir de nuestra intensa capacidad de amar. “Por amor” nos sacrificamos, nos dejamos anular, perdemos nuestra libertad, perdemos nuestras redes sociales y afectivas. “Por amor” abandonamos nuestros sueños y metas, “por amor” competimos con otras mujeres y nos enemistamos para siempre, “por amor” lo dejamos todo… Por eso este “amor” no es amor. Es dependencia, es necesidad, es miedo a la soledad, es masoquismo, es fantasía mitificada, pero no es amor».
(Coral Herrera Gómez)
3. «En el amor seguimos siendo muy idealistas. Somos supermodernas, con todos los elementos de la modernidad -pensamiento crítico, principio de realidad, análisis concreto-, pero en el amor nos perdemos, y seguimos queriendo amar y que nos amen según los mitos tradicionales, universales y eternos que han alimentado nuestras fantasías».
(Marcela Lagarde)
4. «El amor ha sido el opio de las mujeres, como la religión el de las masas. Mientras nosotras amábamos, los hombres gobernaban».
(Kate Millet)
 5. «Como soy una mujer, se espera que yo quiera casarme, se espera que en todas las decisiones de mi vida siempre tenga en mente que el matrimonio es lo más importante. El matrimonio puede ser una fuente de alegría, amor y apoyo mutuo pero ¿por qué se enseña a las chicas a que deseen casarse y no se enseña lo mismo a los chicos?».
(Chimamanda Ngozi Adichie)
 6. «Cada una de nosotras ha estado tan hambrienta de amor por tanto tiempo que queremos creer que el amor, una vez que lo hayamos encontrado, será todopoderoso».
(Audre Lorde)
7. «Nunca ofrezcas tu corazón a alguien que come corazones, alguien que cree que la carne de corazón es deliciosa y no rara, alguien que succiona los líquidos gota a gota y que, con el mentón ensangrentado, te sonríe».
 (Alice Walker)
 
8. «Si las mujeres pudieran contemplar con mayor serenidad la posibilidad de una vida sin pareja, sin sentirse por ello solas o fracasadas, o con una pareja mujer, sin sentirse por ello abyectas y rechazadas, no aguantarían tanto la violencia de los machos».
(Itziar Ziga)
9. «No voy a decir que haya que suprimir el amor de nuestra vida, sino que hay que introducir otras cosas en ella, para equilibrarlo. La gente dice que el amor es lo más importante de la vida, pero yo no estoy de acuerdo. Creo que la libertad es muy importante, así como la justicia, la solidaridad… Puede que el amor sea una de las cosas más importantes, pero no la única, ni la principal».
(Mari Luz Esteban)
 10. «Es muy común que las mujeres piensen que soportar el maltrato y la crueldad y luego perdonar y olvidar es una muestra de compromiso y amor. Pero cuando amamos bien sabemos que la única respuesta sana y amorosa al abuso es alejarnos de quien nos hace daño».
(Bell Hooks)
11. «Es más fácil vivir a través de alguien más que convertirte en una persona completa tú misma».
(Betty Friedan)
12. «Para entender cómo funciona cualquier sociedad debemos entender la relación entre los hombres y las mujeres».
(Angela Davis)
13. «Tú piensas que si él no te ama entonces tú no vales nada. Piensas que si él ya no te quiere él tiene razón, crees que su opinión sobre ti debe ser correcta. Piensas que si él te desecha es porque eres basura. Tú piensas que él te pertenece a ti porque tú sientes que le perteneces a él. No. “Pertenecer” es una mala palabra, especialmente cuando la usas con alguien que amas. el amor no debería ser así».
(Toni Morrison)
14 «Amar demasiado no significa amar a demasiados hombres, ni enamorarse con demasiada frecuencia, ni sentir un amor genuino demasiado profundo por otro ser. En verdad, significa obsesionarse por un hombre y llamar a esa obsesión “amor”, permitiendo que esta controle nuestras emociones y gran parte de nuestra conducta y, si bien comprendemos que ejerce una influencia negativa sobre nuestra salud y nuestro bienestar, nos sentimos incapaces de librarnos de ella. Significa medir nuestro amor por la profundidad de nuestro tormento».
(Robin Norwood)

Reblogueo via: Soy una chica mala 

domingo, 4 de enero de 2015

Las bragas de Cristina Pedroche no nos dejan ver el bosque

Reblogeo este artículo del blog Genericidios 
Me pareció interesante esta reflexión para empezar el año.

Hace algunos meses, conversando con Michelle Jenner, la actriz de Isabel, le pregunté cómo había llevado la época en la que se convirtió en la Lolita oficial del país, con todas las revistas fotografiándola invariablemente en ropa interior mes tras mes. Se lo pregunté sobre todo porque no me pareció una chica que militara en lo erótico-festivo, ni siquiera tuve la impresión de que lo sexual se expresara terriblemente en ella (efectivamente: me confesó que era alérgica a maquillaje, tacones y objetivización en general y que le iba más el princesismo que el sex appeal). Me interesaba saber si aquello fueron las ganas de triunfar, la inconsciencia de la juventud, la insistencia de los medios de comunicación o qué. Jenner me contestó no sólo que no se arrepentía, sino que mi actitud le parecía viejuna. Ella aceptó el juego del juguete erótico como una fase más de su carrera, divirtiéndose all the way, sin mayores planteamientos. Cierto es, como ella decía, que no hacía mal a nadie y menos a ella, pues las fotos “siempre fueron bonitas”. Y gracias a aquel enorme buzz a su alrededor tuvo acceso a papeles que otras menos dotadas de gracias por la naturaleza ni olieron. Todo esto viene al caso de las campanadas de Cristina Pedroche.

En realidad, tanto monta monta tanto que menganita o futanita enseñe las bragas en la tele, en tanto que futanita y menganita son muy libres de hacerlo y nosotros de apagar la maldita televisión. El asunto no tiene nada que ver con la libertad individual de ser una individua cuya valía pública radica en que enseña las bragas (r.e.s.p.e.c.t. siempre a la libre elección). Lo que me da que pensar es este razonamiento tramposo que se les presenta a las mujeres jóvenes en los medios de comunicación: lo que va a ocurrir aquí no tiene nada que ver contigo, con lo que eres tú, con tu persona, sino con una cesión temporal de tu cuerpo a una empresa privada por el bien de ambos. Por supuesto, el medio de comunicación se beneficia de que la mujer joven tiene aspiraciones, deseos y ansias de triunfo que van a poner en suspenso cualquier precaución que pudiera tener con la cesión absoluta de su cuerpo y sus circunstancias. Digo pudiera tener porque seguramente muchas no han llegado a plantearse ningún tipo de cuestión acerca de la responsabilidad que pesa sobre cualquiera que tenga acceso a los medios de comunicación. Sobre la trascendencia de lo que haces, dices y escribes. Probablemente tampoco sea consciente de cómo cada vez que una mujer joven con talento enseña las bragas, decenas de profesionales pierden la oportunidad de ser contratadas, publicadas o premiadas en favor de un colega que siempre será percibido como más racional, equilibrado y autorizado en la materia. O, si es consciente, se la pela. Ya digo que eso de que “no tiene nada que ver con lo que eres tú, con tu persona” es falso. Dice, y mucho.
Pero volvamos a los auténticos malos de esta película: los medios de comunicación. Lo verdaderamente perverso del asunto no es que saquen de vez en cuando a una Pedroche. No. Es que lo hacen una y otra vez, incesantemente, en programas, anuncios, vídeos. En el telediario, el concurso, la serie y hasta con las minivestidas jóvenes de la primera fila del público. Las presentadoras de La Sexta siempre han sufrido una puesta en escena cercana a la de una vedette de revista (creo que han ido empoderándose por el camino las pobres y probablemente haya tenido también que ver con el asunto de que varias ya son madres de familia), pero había que ver en TVE a esa Igartiburu congelada en rojo mientras que su Ramonchu se guarecía en su casposa capa española. El mensaje televisivo es invariable: las mujeres tienen el cuerpo y los hombres, la palabra. La mujer ha de ser admirada; el hombre, escuchado. Ella es el objeto que acompaña y él, el sujeto que conduce.
Es interesante reflexionar sobre cómo estos medios de comunicación que se valen de las mujeres jóvenes o de las mujeres que no han desarrollado una ética personal y profesional para perpetuar el confinamiento femenino al cuerpo, pueden emitir a renglón seguido una campaña institucional contra la violencia de género y quedarse tan anchos. No salgo de mi asombro al pensar en que nadie le pide cuentas a los directivos de la televisión de todas las cadenas por la hipocresía y el doble rasero que demuestran. Jamás le he escuchado a Gloria Lomana una manifestación en este sentido. Ni a ninguna otra mujer con poder en la tele. ¿Acaso porque ellas se sitúan ya fuera de este juego perverso de la carne? Qué poca sororidad y qué poca responsabilidad. ¿Cómo es posible que las asociaciones de televisión estén a punto de censurar programas como Sálvame porque, supuestamente, “son un mal modelo para los niños”, y nadie levante al menos una ceja cuando las trabajadoras jóvenes son tratadas como ganado más o menos parlante? Y lo peor: ¿cómo pueden dejarse hacer esas mujeres de la tele con estudios, que leen el periódico, van a tertulias de la radio y hasta escriben novelas para Planeta, sabiendo que colaboran en un sistema ideológico-simbólico que sustenta la violencia?