Dejo aqui el manifiesto aprobado por el área de Mujer de Izquierda Unida y algunos datos:
Hasta el día de hoy van 44 mujeres asesinadas por sus compañeros o ex compañeros.
Se cumplen 10 años de la aprobación de la Ley integral contra la violencia de género.
Este año se han reducido considerablemente el número de denuncias y por tanto el número de órdenes de alojamiento. Los años que menos se denuncian, según las estadísticas, son los años que más mujeres son asesinadas. (en 2010 y en 2007 respectivamente).
Se han hecho recortes sistemáticos en planes de igualdad en las escuelas,fundamentales para la prevención a edades tempranas de esta lacra. Se han reducido las ayudas a las ONG´s que trabajan con mujeres víctimas de violencia de género y se ha eliminado el plan de insercción laboral para mujeres violentadas.
En Salamanca se ha cerrado una de las casas de acogida, las llamadas casas seguras de emergencias.
En plena vorágine capitalista, en plena expansión del poder de los
mercados, la economía está ocupando la mayor preocupación de la
ciudadanía y su consecuencia más inmediata, el desempleo, su mayor
temor. Para los gobiernos amigos y, por lo tanto, cómplices de este
sistema económico especulador y mercader, la creciente desigualdad y el
aumento consecuente de la violencia de género ha pasado a un segundo
plano, si es que alguna vez ha ocupado otro.
El patriarcado y el capital, en armonía permanente, han encontrado de
nuevo un momento propicio para nuevas alianzas a la hora de despojar a
las mujeres de los derechos conseguidos con tanto esfuerzo.
A nivel internacional nos hemos llevado la gran decepción con la
llamada ‘Primavera Árabe’, al comprobar que las revoluciones han sido
absolutamente manipuladas para conseguir unos fines aparentemente
democráticos, que en nada pretendían cambiar las condiciones sociales de
las mujeres de estos países. Muy al contrario, algunos de estos países
anteriormente laicos ahora han sido tomados por la fuerza de los
integrismos religiosos y a las mujeres les espera un futuro mucho peor.
Es alarmante el olvido de las mujeres afganas, el aumento de las
ablaciones hasta en entornos occidentales, el afianzamiento de las redes
de tráfico y la trata de mujeres y niñas para su explotación sexual
mediante la prostitución.
En nuestro Estado, el Gobierno del PSOE no ha querido modificar la
Ley Integral contra la Violencia, empecinado en su modelo de violencia
encorsetado en una sola causa, obstinado en no reconocer que la
violencia de género es una cuestión estructural que hay que erradicar
desde todos los ámbitos. Desgraciadamente y, a pesar de ello, en lo que
va de año han sido asesinadas 55 mujeres, pero el presupuesto destinado a
combatir la violencia de género no sólo no aumenta sino que va
disminuyendo paulatinamente.
Los contratos a tiempo parcial y precarios son la oferta laboral para
las mujeres. El tercer trimestre de este año refleja cómo del casi
medio millón de las personas que trabajan a jornada parcial, nada menos
que el 96% son mujeres, es decir, 9 de cada 10 jornadas parciales,
fundamentalmente dedicadas al cuidado, las hacen mujeres.
Aumentan las emisiones televisivas donde se denigra la imagen de las
mujeres y se las convierte en meros objetos, además de que cada vez hay
más anuncios comerciales donde las mujeres somos la ‘recompensa’ al
comprar la mercancía. Todavía seguimos reivindicando que el lenguaje nos
incluya para ser nombradas y designadas en femenino singular y plural.
Este 25 de noviembre nos vemos obligadas nuevamente a reivindicar una
verdadera coordinación política y administrativa para atajar esta lacra
social. Para las mujeres tampoco es nuevo que exijamos la implicación
de todos los poderes públicos en dar las respuestas que la sociedad está
reclamando y conseguir un mundo sin Violencia de Género, pero a estas
alturas no queremos quimeras ni promesas, queremos realidades tajantes
con resultados inmediatos.
¡Un mundo en IGUALDAD, un mundo SIN VIOLENCIA!
jueves, 27 de noviembre de 2014
miércoles, 19 de noviembre de 2014
Las periodistas y Pablo Iglesias
El pasado domingo Pablo Iglesias fue elegido
secretario general de Podemos. La mitad de los inscritos votaron y casi el
noventa por ciento lo hicieron por la lista liderada por Pablo Iglesias. Eso le
convierte en un líder ampliamente legitimado y con capacidad de liderazgo en su
partido.
Iglesias se presentaba con una lista de 62 personas
con las que formar equipo. De esa lista más de la mitad mujeres (32), sin
embargo, a ellas no las conocemos de nada. No las hemos visto en ninguna
tertulia, ni en ruedas de prensa, ni siquiera sentadas en la primera bancada en
los actos públicos. Les conocemos a ellos: a Monedero, a Errejón… Fue útil en
ese sentido el documento que presentó el diario la información para poner cara, por lo
menos, a alguna de ellas.
Este partido, tiene cosas que no me dejan de
sorprender respecto las mujeres (y su invisibilización) y a los
posicionamientos feministas. No deja de ser curioso que tengan un círculo de
feminismo, un partido que no se define ni de derechas ni de izquierdas. En mi
opinión, por tanto, Podemos no puede ser feminista. El feminismo es una lucha
transversal por hacer desaparecer las desigualdades entre hombres y mujeres y
esa lucha solo se puede hacer desde la izquierda alternativa y transformadora.
No se puede hacer desde la ambigüedad de una no-ideología y sólo desde ideas
concretas como nos hacen creer.
Una vez elegido, Iglesias ha acudido a varias entrevistas en varios
diarios, televisión y radio. Las dos que quiero señalar aquí son la que
tuvieron lugar el domingo pasado por Ana Pastor, y la que le hizo Pepa Bueno el pasado lunes.
Ambas periodistas tienen largas trayectorias, son
buenas profesionales, mordaces y expertas en hacer entrevistas donde se coloca
a los entrevistados y entrevistadas en situaciones incómodas. En estas
entrevistas, hechas por mujeres fue llamativa la insoportable invisbilización
de los temas llamados “de mujeres”. Se preguntó por los desahuciados, la
revocación de los cargos, la puerta giratoria o de dónde se va a sacar dinero
para pagar la renta básica, y no se hizo ninguna pregunta dedicada a la mitad
de la población con problemáticas concretas y comunes. No se cuestiona cómo
resolver la feminización de la pobreza, el techo de cristal, la conciliación,
las pensiones más bajas, la violencia de género o la discriminación salarial.
La baja tasa de natalidad, la falta de ayuda a los programas de madrugadores,
la congelación de la ley de dependencia o la precariedad laboral femenina. Una
realidad sangrante que nos afecta a todas. Ninguna de estas dos periodistas,
recordemos mujeres, les pareció que eran temas interesantes. Ana Pastor
preguntó hasta 5 veces si las personas que tuvieran dos casa se les iba a
quitar una de ellas, obviando que más del 40% de los desahucios son familias
monoparentales con una mujer como cabeza de familia y cargas familiares.
Lo que más me preocupa es que si ellas, mujeres
trabajadoras, públicas, empoderadas y reputadas no son capaces de hacer
visibles a su propia categoría política, de su propia problemática algo va muy
mal.
Por eso, ante la sistemática invisibilización de las
mujeres, los retos a los que nos enfrentamos las feministas son: Por un lado,
mostrar la realidad. Somos la mitad de la población, si nos tratan como colectivo
homogéneo, tenemos una serie de demandas y problemas por los que todas nos
vemos afectadas en mayor o menor medida. Esa es la realidad que tenemos que
poner sobre el tablero. Tenemos
herramientas potentes y útiles para esta tarea, fundamentalmente datos
desagregados por sexo que tenemos que aprender a utilizar. La realidad en
cifras se hace visible, patente y observable por toda la sociedad. Nuestro
segundo reto será que se hable de nosotras, que aparezcamos, que no nos
quedemos en “temas de mujeres”.
La discriminación entre hombres y mujeres tiene que
ser un problema a atacar de raíz en tanto y cuanto es un sistema capitalista y
patriarcal el que genera tanto sufrimiento, unos niveles de desigualdad
inadmisibles desde un punto de vista ético y moral y unas vidas en muchos casos
que no perecen la pena ser vividas. La precariedad y la invisibilización
femenina es de lo que bebe este sistema y lo que lo mantiene. No podemos
permitirnos movernos en esta lógica patriarcal capitalista que hace que desaparezcamos,
no se muestra nuestra realidad y no se toman medidas concretas para solventar nuestras
vidas.
Somos sujetos políticos, económicos y sociales y por
lo tanto queremos ser, estar y participar. Que se nos vea y que se hable de
nosotras con nosotras y para nosotras.
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